Friday 1 May 2020

Quién, dónde, cómo, por qué, qué, cuánto


El tipo de preguntas que realizamos refleja, en cierta medida, qué es lo que nos interesa saber acerca de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. Aquello a lo que prestamos atención.

Quién, dónde, cómo, por qué, qué, cuánto

Ya sea para no resultar insolente o por falta de interés, algunas personas tienden a no hacer preguntas. O, al menos, a no darles a conocer. Otras, evitan en lo posible hacerse preguntas a sí mismas pues esto puede devenir en un descubrimiento incómodo que traiga consigo nuevas preguntas. La famosa Caja de Pandora. 

Me atrevería a decir que la mayor parte de los asuntos que nos ocupan en la sociedad occidental actual tienen relación mayormente con el cuánto: cuánto corriste, cuánto comiste, cuántas calorías, cuánto ganás, cuánto gano, cuánto has perdido, cuántas veces te casaste o te divorciaste, cuántos libros has escrito, cuántas veces dije que comenzaría dieta y no lo hice. 

Lo siguen, creo yo, el quién y el dónde en segundo puesto: dónde trabajás, dónde vivís, dónde fuiste de vacaciones, dónde vas a bailar, dónde estudiás, con quién estás de novia o casada o viuda, con quién tenés relaciones sociales, dónde subís tus historias virtuales, con quién vivís, quién es el hombre o la mujer más influyente, más exitosa, más de lo que sea. O de menos. 

Estas dos son primas hermanas del cuánto. Las tres tienen un fin comparativo cuya información no extiende demasiado nuestra capacidad intelectual.

Sin embargo, el trío formado por el qué, cómo, por qué, inducen - a mi modo de ver- a un conocimiento más profundo. Y, a menos que vengan acompañadas de un signo de exclamación, enriquecen nuestro universo. Qué nos gusta y por qué. Qué y cómo se ha descubierto o inventado una máquina que ayude a la humanidad a tener una vida más plena. Cómo se ha hecho. 

Claro que todas estas preguntas pueden ser utilizadas en un contexto combinado de Quién ha descubierto qué cosa. Pero si lo que nos interesa es el quién y no qué cosa, estamos en las mismas: no habremos aprendido demasiado. 

Es por esta creencia que intento prestar mucha atención al tipo de preguntas que realiza la persona que tengo delante, para decidir qué tipo de relación deseo que nos una. Pero, sobre todo, trato de evitar hacer yo misma, toda clase de cuestionamientos que no aporten ni mi aporten a enriquecer mi universo individual. Lo que yo considero mi riqueza. No siempre lo consigo. Me ha costado y, aún me cuesta, convencerme a mí misma de que lo importante no es ni será jamás cuánto he hecho sino cómo y por qué. Comprender que lo que he hecho me ha llevado a aprender lo que hoy sé y soy. Los que han estado allí conmigo, no son mis quiénes, sino mis cómo y mis por qué. Algunos ya se han ido. El dónde no ha cambiado nada. 





2 comments:

  1. Estos "pensamientos en voz alta" tuyos vuelven con fuerza :)

    No soy mujer de hacer preguntas. Ni a mí misma. Creo que ya te comenté que soy sobreviviente desde los veintitantos, alguna remota vez más que preguntarme me sorprende "porqué yo sí y tantos miles no"; o a la inversa, porqué tantos miles sí murieron y yo no... y no hay respuesta científica ni lógica ni tan siquiera desde la fe -cualquier fe-. No necesito saber. Dejé que las preguntas me las hicieran otros y, si me parecía, daba o no una respuesta.

    Dos abrazos... o tres.

    ReplyDelete
    Replies
    1. No, Lupi, no lo sabía...pues yo me alegro de que estés aquí.
      Abrazos sin preguntas pues para ti

      Delete