La última vez que miré el reloj eran las 4:08am. Unos minutos antes escuché los pasos de mi hija en la cocina. Siempre regresa con hambre. Intentó no hacer ruido. La oí igual pues no conseguía dormirme.
10:15am fue la primera vez que miré el reloj esta mañana. A. tuvo la delicadeza de sacar a pasear a la perra, fue lo primero que me preocupó.
Soñé que mi madre se quedaba sin pastillas para dormir y me llamaba mi tía para que le consiguiera. Es el único sueño que recuerdo, quizá fue el último.
Escribí dos torpes poemas esta noche. Poemas tristes sobre la soledad. Es lo que tiene el insomnio, la noche, la oscuridad, el silencio nocturno no premeditado.
Hay otros silencios más claros, luminosos incluso.
Me vestí. Ahora la casa aguarda. Nunca tanto como yo. Yo aguardo hace siglos.
Me preparé un jugo de naranja. Me hace falta el café. Mejor evitar la cafeína al menos por hoy.
Hace ya días que me cuesta dormir. Mi cabeza se entrevera con facilidad y es imposible conocer al otro del todo. Es triste. Mucho más que el coronavirus.
Hoy no leí las noticias. Me cansa. Me cansaron. Me cansan. Pero es un cansancio que espabila.
A. sale a hacer mandados y yo barro el piso siempre cubierto de cabellos animales. Tienen suerte pues las amo.
Siento el cosquilleo en los dedos y me digo que, antes que nada, necesito escribir estas líneas. Primero lo primero.
10:15am fue la primera vez que miré el reloj esta mañana. A. tuvo la delicadeza de sacar a pasear a la perra, fue lo primero que me preocupó.
Soñé que mi madre se quedaba sin pastillas para dormir y me llamaba mi tía para que le consiguiera. Es el único sueño que recuerdo, quizá fue el último.
Escribí dos torpes poemas esta noche. Poemas tristes sobre la soledad. Es lo que tiene el insomnio, la noche, la oscuridad, el silencio nocturno no premeditado.
Hay otros silencios más claros, luminosos incluso.
Me vestí. Ahora la casa aguarda. Nunca tanto como yo. Yo aguardo hace siglos.
Me preparé un jugo de naranja. Me hace falta el café. Mejor evitar la cafeína al menos por hoy.
Hace ya días que me cuesta dormir. Mi cabeza se entrevera con facilidad y es imposible conocer al otro del todo. Es triste. Mucho más que el coronavirus.
Hoy no leí las noticias. Me cansa. Me cansaron. Me cansan. Pero es un cansancio que espabila.
A. sale a hacer mandados y yo barro el piso siempre cubierto de cabellos animales. Tienen suerte pues las amo.
Siento el cosquilleo en los dedos y me digo que, antes que nada, necesito escribir estas líneas. Primero lo primero.